
Aitana, una joven artista, ha encontrado en la cerámica no solo una forma de expresión creativa, sino también una herramienta poderosa para cuidar de su salud mental. En un mundo cada vez más acelerado, actividades como la cerámica ofrecen un refugio de calma y concentración que puede ser muy beneficioso para el bienestar emocional.
La cerámica, como muchas otras formas de arte manual, requiere una atención plena y un enfoque en el presente. Este proceso de creación, donde las manos moldean el barro y la mente se sumerge en el detalle, actúa como una especie de meditación activa. Aitana describe cómo, al trabajar con la arcilla, se siente desconectada de las preocupaciones cotidianas y conectada consigo misma.
Los beneficios de la cerámica para la salud mental son múltiples. En primer lugar, fomenta la paciencia y la perseverancia, ya que es un proceso que no puede acelerarse. Cada pieza requiere tiempo para secarse, cocerse y acabarse, lo que enseña a valorar el proceso tanto como el resultado final. Además, la sensación táctil de la arcilla puede ser muy relajante, ayudando a reducir el estrés y la ansiedad.
Aitana también destaca cómo la cerámica le ha permitido desarrollar una mayor autoestima y confianza en sus habilidades. Ver cómo una pieza toma forma bajo sus manos le da una sensación de logro y satisfacción que trasciende el taller y se refleja en otros aspectos de su vida.
En resumen, la cerámica no es solo un hobby para Aitana, sino una práctica que nutre su mente y espíritu. En un mundo donde la salud mental es cada vez más importante, actividades como esta nos recuerdan el valor de desconectar, crear y reconectar con nosotros mismos.